Para empezar a dialogar este tema primero debemos entender los siguientes puntos:

¿Qué es la Medicina Funcional?

Es una medicina que busca encontrar las causas de una alteración vital en el cuerpo, dentro de los procedimientos entrevistamos al paciente para saber cuál ha sido su pasado patológico, alimenticio y entre otros factores que nos ayudaran a determinar de donde viene su enfermedad, dolor o problema.

¿Qué está pasando en la medicina?

La Medicina Funcional es una evolución en la práctica de la medicina que cubre mejor las necesidades de atención médica en el siglo XXI. Es un modelo de Medicina Integrativa creado hace más de 20 años en los EEUU. que no se centra en la enfermedad, sino en el paciente como un todo. Este nuevo enfoque de la medicina, no se contrapone con la medicina convencional, por el contrario, se puede integrar perfectamente para conseguir mejores resultados.

Por esto, cada vez más hay pediatras, médicos familiares y generales, internistas, neurólogos, nutricionistas, etc., que se han formado en Medicina Funcional o están en proceso de formación.

La Medicina Funcional integra la Medicina Occidental o tradicional con la Medicina Integrativa y la Medicina del Estilo Vida, utilizando sus herramientas siempre y cuando tengan respaldo científico.

Utiliza exámenes de laboratorio y técnicas diagnósticas en caso de ser necesario. Además trabaja muy ligada con la Medicina Traslacional, que lleva la ciencia más vanguardista al paciente si es que la intervención es efectiva y segura.

Dentro de sus herramientas terapéuticas están la nutriterapia, el uso de suplementos, fitoterapia, técnicas para el manejo del estrés, programas de cambio de hábitos y estilos de vida saludables (alimentación, ejercicio físico, buen dormir, manejo del estrés, relaciones interpersonales, etc.), programas detox, cronoterapia, entre otros.

Al momento de evaluar un paciente, la Medicina Funcional toma en cuenta sus aspectos genéticos, fisiológicos, antecedentes médicos personales y familiares, estilos de vidas, factores internos (cuerpo, mente, emoción y espíritu) y externos (entorno físico y social). Si se modifican los estilos de vida, podemos restaurar el balance en nuestro organismo y de esta forma influir positivamente en nuestro patrón de salud o enfermedad.

Para comprender realmente un organismo no basta con estudiar por separado sus partes, sino que debemos considerar el funcionamiento integrado de todos sus sistemas. Esta es la base de la Medicina Funcional y lo que se conoce como “biología de sistemas”. Sin embargo, esto que puede parecer una obviedad no se refleja en nuestra medicina convencional, donde se sigue aplicando un enfoque reduccionista, mecanicista y lineal a la hora de prevenir y tratar las enfermedades complejas y “crónicas” (cáncer, diabetes, alzheimer, enfermedades autoinmunes, coronarias, etc.).

La enfermedad es un problema del sistema y, por lo tanto, debemos tratar el sistema no sólo el síntoma; debemos tratar la causa, no sólo la enfermedad.

Estar realmente sano es como escuchar una buena orquesta, todos los instrumentos suenan bien y están sincronizados. Igualmente, todas las partes de nuestra biología y código genético interactúan entre sí y con el medio ambiente (especialmente con lo que uno come). Si todo funciona bien el resultado es salud y bienestar.

Fuentes: https://www.casafen.cl