¿Qué es la homeopatía?
La homeopatía, es una práctica médica alternativa fundada a finales del siglo XVIII en Alemania. Se basa en la idea de que el cuerpo tiene la capacidad de sanarse a sí mismo. La medicina homeopática ve los síntomas de enfermedad como respuestas normales del cuerpo mientras intenta recuperar la salud.
La homeopatía se basa en la idea de que «lo similar cura lo similar». Es decir, si una sustancia causa un síntoma en una persona sana, darle a la persona una cantidad muy pequeña de la misma sustancia podría curar la enfermedad. En teoría, una dosis homeopática mejora los procesos normales de curación y autorregulación del organismo.
¿Qué es un medicamento homeopático?
Los medicamentos homeopáticos se elaboran a partir de extractos de plantas, como la Belladonna, la Pulsatilla o el Arnica; de sustancias minerales como el fósforo o el azufre; de sustancias de origen animal como la abeja o la cantárida. Con mucha menor frecuencia, de algunas sustancias químicas de síntesis. También se utilizan en homeopatía medicamentos llamados bioterápicos, hechos a partir de cultivos microbianos u otras sustancias de origen microbiológico.
¿Cómo se preparan los medicamentos homeopáticos?
A partir estas materias primas se sigue un procedimiento específico de pasos sucesivos de dilución y agitación, que lleva las concentraciones iniciales de principios activos a niveles muy bajos en el producto terminado.
¿Cómo es una consulta homeopática?
En un consultorio médico se atienden dos tipos de pacientes, los crónicos y los agudos. Los primeros tienen síntomas o problemas de larga duración (semanas, meses, o años). Los segundos llevan horas o días enfermos.
La primera parte de una consulta homeopática es similar a la de una consulta clínica convencional. El médico interroga al paciente por los motivos de la consulta, por las características detalladas de sus problemas, su historia y sus posibles desencadenantes.
La principal diferencia reside aquí en la importancia que el homeópata da a detalles acerca de qué factores agravan o alivian los síntomas, elementos semiológicos llamados modalidades, las sensaciones y los síntomas accesorios que acompañan a los principales.
En una segunda parte, propiamente homeopática, el médico pregunta por una serie de características personales, tanto generales como psíquicas. Entre otras cosas, se indagan minuciosamente detalles del sueño, la transpiración, la sensibilidad al clima, las temperaturas y otros factores externos; la función digestiva, deseo, aversión e intolerancia a diversos alimentos; agravaciones horarias; cambios generales y anímicos relacionados con las menstruaciones.
Finalmente, el homeópata preguntará al paciente acerca de su estado de ánimo actual, de cómo son su forma de ser y su carácter o personalidad, y acerca de acontecimientos traumáticos del pasado que pudieran haber sido desencadenantes o estar relacionados con la enfermedad y padecimientos actuales.
¿Qué diferencias hay entre el tratamiento homeopático y el convencional?
Algunos tratamientos convencionales buscan, por medio de fármacos de acción química, aliviar o suprimir los síntomas y manifestaciones patológicas del enfermo de manera directa, corrigiendo las anomalías fisiopatológicas presentes. De allí por ejemplo el uso de laxantes en la constipación y de antinflamatorios en la inflamación. Pero, de la misma manera en que los seres vivos reaccionan oponiéndose a todos los estímulos que reciben del exterior, se resisten también a la acción de estas sustancias medicinales, dando lugar a los fenómenos de tolerancia, consistente en una disminución del efecto farmacológico de los medicamentos en el tiempo, y del efecto rebote, un retorno más o menos rápido y a veces intenso de los síntomas tras la suspensión del tratamiento.
Por su parte, el tratamiento homeopático no suprime las manifestaciones patológicas de manera directa, sino que estimula la reacción curativa del enfermo. Todos los seres vivos tienen capacidad de autorreparación y la homeopatía busca incentivarla. Esto lo realiza valiéndose de la misma oposición que los seres vivos tienen a los estímulos externos. Es la reacción del paciente enfermo, desencadenada o intensificada por la medicación homeopática, la que conduce al restablecimiento del orden y el consecuente alivio o curación. No hay una mejoría artificial de los síntomas con el tratamiento homeopático. Esto explica la ausencia de efecto rebote luego del abandono del tratamiento homeopático. Porque recurre a la capacidad curativa de los seres vivos, y no por otro motivo, es que el tratamiento homeopático puede considerarse como más natural.
¿Hay riesgo de toxicidad con el uso de medicamentos homeopáticos?
Los medicamentos homeopáticos carecen de toxicidad, porque la cantidad de sustancia que poseen es suficientemente baja como para que esta no sea posible. Esto permite su administración segura en todas las edades de la vida a partir del nacimiento y durante el embarazo.
¿Son compatibles el tratamiento homeopático y el convencional?
Los dos tipos de tratamiento son habitualmente perfectamente compatibles. Aún más, en algunas situaciones resultan complementarios y puede resultar ventajoso combinarlos. Cada modalidad terapéutica tiene sus indicaciones y sus limitaciones, y son importantes el juicio clínico del médico y las preferencias de los pacientes para decidir la mejor estrategia en cada caso.
¿Tienen efectos adversos?
Aunque en la práctica no haya posibilidad de toxicidad directa, al igual que en toda intervención médica, también en homeopatía se puede hablar de efectos adversos, entendiéndolos en su significado más amplio y actual de cualquier reacción indeseada o desfavorable que sigue a la administración del tratamiento, tenga o no relación causal evidente con el medicamento. Es importante recalcarlo: no siempre resulta claro que los efectos adversos atribuidos a un medicamento sean efectivamente causados por él. A veces son de aparición meramente coincidente y casual, ya sea por un agravamiento o exacerbación espontáneos de los problemas de salud del paciente, o por la aparición de trastornos que nada tienen que ver ni con la enfermedad de base ni con el tratamiento y que pueden ser generados por factores externos o internos de diverso tipo. Otras veces, estas reacciones adversas son desencadenadas por la interrupción inadecuada en tiempo y forma de otro tratamiento que el paciente estaba recibiendo.
En resumen, el tratamiento homeopático es seguro. Los medicamentos homeopáticos no son tóxicos, pero pueden provocar efectos adversos o una intensificación de los síntomas, generalmente banales y pasajeros.